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El Panel de Robertokles

Calino de Éfeso

Poco, poquísimo es lo que nos queda de la producción de Calino. Como tantas otras cosas, ignoramos si ésta fue muy extensa. Tradicionalmente, se le ha vinculado a Éfeso, pero tampoco tenemos la seguridad que esta sea su patria de origen.

A Calino debemos situarlo en el comienzo de la elegía, con Dídimo, Arquíloco de Paros, Semónides o Tirteo. Es Critias (VS 88 B 4,3), en el siglo V, quien por primera vez nos nombra el término elegeion para designar al nuevo tipo de metro que nosotros conocemos como dístico elegiaco (combinación de un hexámetro dactílico con un pentámetro que tiene una cesura en medio) y que de ordinario solía emplearse para lamentaciones de carácter fúnebre. No obstante, en sus inicios, fue utilizado también como exhortación guerrera, tan próxima a la épica homérica de hexámetros continuados.

Calino tuvo su akmé en torno al 650 ac (el 675 propuesto por Lesky, siguiendo a Willamowitz parece hoy en día demasiado temprano), en medio de las guerras que Éfeso, ciudad jonia, mantenía con un pueblo invasor que conocemos con el oscuro nombre de Cimerios. Sabemos que era un pueblo indoiranio que entró en Asia Menor en el siglo VII ac. Una de sus tribus, los treres, penetró en Sardes y dio muerte al rey Giges, cuyo oro despreciaba Arquíloco en el fragmento 22D (véase), asolando también la Magnesia, tal y como nos cuenta el libro catorce de la Geografía de Estrabón, si es que éste no confunde la toma de Magnesia por los treres con la posterior de los efesios. En cualquier modo, los versos fragmentarios de Arquíloco también se hacían eco de la primera toma al decir:

Lloro los infortunios de los tasiosNo de los Magnesios.

Calino contempló el derrumbre del espléndido reino frigio, las invasiones en oleadas de los cimerios destruir el Artemisio en el que vivía, y el brillante mundo jónico sumirse en la vorágine de la guerra. De sus elegías, tenemos tres pequeños fragmentos, el mayor de los cuales tiene unos veinte versos con una laguna tras el cuarto. Lo imaginamos como un hombre de edad madura (posiblemente, fue un aristócrata combatiente, como anticipa Lesky), pues exhorta a los jóvenes al combate, a la manera de Néstor en la Iliada, como si él mismo ya no fuese uno de ellos:

Fr. 1D

¿Hasta cuando estareis así echados? ¿Cuándo tendreis, muchachos,ánimo de combate? ¿Vergüenza no sentís ante vuestros vecinosde tan extremo abandono? ¿Confiáis en que es tiempo de pazcuando ya la guerra arrebata a todo el país?

…

…Y que cada uno, al morir, arroje la última jabalina.Honroso es, en efecto, y glorioso que un hombre batalleContra los adversarios, La muerte vendrá en el momentoEn que lo hayan urdido las Moiras. Que todos avancenEmpuñando la espada y albergando detrás del escudoUn corazón valeroso, apenas se trabe el combate.Porque no está en el destino de un hombre escaparA la muerte, ni aunque su estirpe viniera de dioses.A menudo rehúye alguno el combate y el son de las jabalinas,Se pone a cubierto, y en casa le alcanza la muerte fatal.Pero ése no va a ser recordado ni amado por el pueblo, Y al otro, si cae, lo lamentan el grande y el pequeño Pues a toda la gente le invade la nostalgia de un bravoQue supo morir. Y si acaso pervive, es rival de los héroes,Porque a su paso le admiran cual si fuera una torre del muro.Hazañas acomete que valen por muchos, siendo él solo.

El hombre, según Calino, tiene un destino marcado por las Moiras, que si bien le marcan la hora de la muerte, no así la situación. Uno puede permanecer firme con los hoplitas o morir en casa, pero lo hará a la misma hora, el mismo día. Visto de este modo, es mejor morir en combate (pulcra est pro patria mori) que extinguirse en el silencio del propio hogar, porque la primera opción alberga la posibilidad de ser recordado por los conciudadanos y honrado como un héroe. Y si sobrevive, será como «Una torre del muro » (Iliada, VI, 488; XIX, 322), amalgamado entre las filas de su ejército. Aunque las vinculaciones y referencias con Homero son persistentes (Willamowitz hablaba de la elegía como de una rama lateral de la épica), no se exhorta al combate individual, sino a sostener la falange cerrada ante el embate del enemigo, cosa del todo punto novedosa.

El último fragmento conservamos es premonitorio:

Fr. 3D:

Ahora se acerca el tropel de los Cimerios feroces

Después de esto, Calino desaparece en la oscuridad.

1 comentario

Nissi Calmo -

Esto es agradable el hacerse saber sobre poetas griegos como Calino de Efesos.
Estas historias inspiran a muchas personas a escribir obras literarias, poemas, composiciones o en mi caso sobre alguna tarea.
Muchas Gracias por esta informacion que me han brindado sobre Calino.